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¡Aprende y emociónate!

El 2020, sin duda, un año bien emocionante para todos nosotros. Un año en el que, sin tenerlo planeado, se rompieron todas las proyecciones, nos encerramos en casa y, cuando pudimos salir, nada era igual: incertidumbre, mascarillas y un virus que ha venido para quedarse, por querer mantener la distancia entre unos y otros. En estos meses de recuperación de la normalidad, hemos tenido que aprender a mirar a los ojos, la parte más visible de nuestro cuerpo y, poco a poco, volver a preguntarnos cómo estamos. 

Esta situación nos impulsó a salir e ir a las escuelas del barrio a preguntar a los niños como estaban, con talleres, juegos y dinámicas de educación emocional. El objetivo era identificar las emociones vividas y con las que convivimos ahora, y conseguir herramientas para gestionarlas. En concreto, hemos empezado el proyecto en las escuelas Josep Carner, Feliu i Vegués y Antoni Botey como acción enmarcada en el Programa Infancia 2019-2023 de EDUCO.

En el primer ciclo de primaria (6-8 años) hemos hecho un viaje a través del tiempo con las emociones y con la mejor compañía: ¡el Monstruo de colors! Juntos hemos viajado por el pasado, presente y futuro, para revivir y proyectar las emociones hacia el bienestar y la buena convivencia con todo lo que sentimos.

Segundo ciclo (8-10 años) ha elaborado su primer diario de las emociones, donde han puesto nombre y gestionado las emociones a través del cuerpo, el sonido y la palabra y, con un proceso introspectivo, han puesto nombre a sus cualidades, así como las de los demás.

Por último, tercer ciclo de primaria (10-12 años) ha hecho un registro diario de las emociones, un espacio propio donde también aprovechaban para poner nombre a cómo se sentían y abrir el espacio para escuchar y ser escuchados. A través de la música, concursos e información de actualidad, se han llevado a cabo debates muy interesantes sobre la intensidad de las emociones y la importancia de su toxicidad, o no.

Más allá de la importancia de dotar las aulas de un espacio propio para la educación emocional, el hecho de que se genere un ambiente de confianza y seguridad para que los niños se sientan a gusto para sincerarse, se hagan dinámicas de escucha activa, así como un espacio de relación de las emociones con sus propias vivencias, permite a los niños aprender en primera persona. ¡También sus caras de felicidad hablan por sí solas! En vernos entrar en la clase o bien para saber que tendrán un espacio donde compartir que se sienten enfadados, como cuando el padre y la madre se enfadan, o que sienten amor cuando la madre los abraza.

Las despedidas no han sido fáciles y muchos nos han preguntado si podremos volver de nuevo. Ojalá podamos volver, ojalá cada semana las emociones tuvieran un espacio propio en clase, niños y maestros de las escuelas del mundo mundial!